SAN RAMÓN NONATO
Clérigo mercedario, vive en el último tercio del siglo XIII: Es redentor en el norte de África,
y queda en rehenes, donde da testimonio de caridad y predica el Evangelio.
Para impedírselo, le traspasan los labios con un candado.
Sufrió, pues, por ser libre también con su palabra cristiana.
Más tarde, el Papa Benedicto XII, cisterciense, lo elige Cardenal, pero fallece antes de recibir el capelo cardenalicio, a finales del año 1338. Se celebra su fiesta el 31 de agosto.
SAN SERAPIO
De origen irlandés, viene a defender la fe cristiana, con Alfonso VIII.
Conoce la Orden de Nolasco, y se hace mercedario. Yendo a redimir a África, en una de las ocasiones,
queda en rehenes, y es martirizado, clavándole en forma de aspa en una cruz (+ 14 de noviembre de 1240). La Merced lo celebra el 14 de noviembre.
SAN PEDRO ARMENGOL
De familia de la nobleza catalana, en su juventud se convierte en “hijo pródigo”, huye a la serranía. Al decidir Jaime I hacer una redada de bandoleros, y acompañando a la gente de armas don Arnaldo Armengol, se encuentran padre e hijo frente a frente. Queda moralmente desarmado. Regresa a su casa. Ingresa poco después en la Merced, y es nombrado redentor. En Bugía queda en rehenes, y es ahorcado. María logró que llegaran a tiempo sus compañeros, para librarle de una muerte segura. Regresa a España y fallece hacia 1304.Se celebra el 27 de abril.
SAN PEDRO PASCUAL
Clérigo, doctor por la Sorbona, experto en latín, valenciano y castellano, es nombrado Obispo de Jaén en 1296, cuando regentaba la iglesia del clero secular de Trasmiras, diócesis bracarense.. Los moros le cautivan cuando hacía la visita pastoral a su diócesis, y le llevan al campo de los mártires de Granada. Allí escribe una síntesis sobre la fe cristiana. Dejó varias obras teológicas. Fallece en 1300. La Merced logra su culto inmemorial el 4-6-1670. Cinco años después se inserta en el martirologio romano. Se celebra el 6 de diciembre.
BEATA MARIANA DE JESÚS (1565-1624).
Madrileña, de familia acomodada, muy devota de la Eucaristía, del crucificado y de María, manifestó su caridad con los pobres y enfermos. Se hizo Terciaria de la Merced, y el General Monrroy le permitió vestir el hábito de monja. Sólo lo hacía en privado. Al nacer la recolección, se va con ellos, desde la Capilla de los Remedios, en la iglesia de la Orden, a la de Santa Bárbara. Allí construye una casita donde vive humildemente. Fue muy querida del pueblo madrileño. Su cuerpo sigue estando incorrupto, y poseen esta preciosa reliquia las mercedarias de la Orden, llamadas de Don Juan de Alarcón. Tiene Parroquia y hospital dedicados a ella en la Villa y Corte. Fue beatificada por Pío VI, el 18 de enero de 1783. Se celebra el 17 de abril.
JUAN NEPOMUCENO ZEGRÍ Y MORENO (1831-1905).
Fundador de la Congregación religiosa de las Hermanas Mercedarias de la Caridad. Nació en Granada, el 11 de octubre de 1831, en el seno de una familia cristiana. Sus padres, don Antonio Zegrí Martín y doña Josefa Moreno Escudero, le dieron una esmerada y cuidada educación. Forjaron su rica personalidad en los valores humano evangélicos, haciendo de él un verdadero cristiano, comprometido con la causa de Jesucristo y de los pobres, desde su juventud.
MARGARITA MARÍA LÓPEZ DE MATURANA (1884-1934).
Nació en Bilbao con el nombre de Pilar y fue bautizada en la parroquia de San Antón, junto a su hermana gemela Leonor. Ingresó en el monasterio de las Mercedarias de Bérriz en 1903 e impulsó la transformación del monasterio de clausura en una congregación misionera en 1930. Murió en San Sebastián después de una larga enfermedad. Fue beatificada en la catedral de Santiago de Bilbao el 22 de octubre de 2006.
MÁRTIRES MERCEDARIOS, S. XX, PROVINCIA DE ARAGÓN.
La Iglesia proclamó el 13 de octubre de 2013 en Tarragona —ciudad regada con la sangre de los santos mártires Fructuoso, obispo, y de los diáconos Augurio y Eulogio— beatos al P. Mariano Alcalá Pérez y a dieciocho religiosos mercedarios que murieron asesinados por ser religiosos y sacerdotes, por su fidelidad a Jesucristo. En estos diecinueve mártires mercedarios se hicieron realidad las palabras de Jesús: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos» (Jn 15,13). Una vida en clave redentora, de servicio a los hermanos. Ellos vivieron como hijos de la Virgen de la Merced, Madre y Fundadora de la Orden, bajo su manto maternal vivieron y sintieron su protección en el momento supremo del martirio.