El Noviciado Mercedario: Un Camino de Libertad y Entrega

¿Te has sentido llamado a vivir una vida de entrega, amor y liberación? En la Orden de la Merced, el noviciado es una etapa fundamental para aquellos que desean responder a ese llamado, un tiempo de profundo discernimiento y crecimiento espiritual.

El noviciado mercedario es un viaje transformador, donde los aspirantes aprenden a seguir a Jesucristo a través del carisma de la Merced. Durante este tiempo, los novicios se sumergen en la rica historia y espiritualidad de nuestra Orden, inspirada por el espíritu redentor que ha guiado a los mercedarios desde su fundación.

Un Carisma de Redención en acción

Desde el primer día, los novicios se encuentran con el compromiso mercedario de liberar a los cautivos y marginados, siguiendo el ejemplo de nuestro fundador, san Pedro Nolasco. Este carisma de redención se manifiesta hoy en una variedad de obras sociales que responden a las necesidades actuales.

Los mercedarios están involucrados en proyectos de asistencia a inmigrantes y refugiados, programas de reintegración para personas privadas de libertad, y servicios de apoyo a comunidades empobrecidas. Además, la Orden trabaja en la defensa de los derechos humanos, la promoción de la justicia social y la educación liberadora en contextos vulnerables.

Este carisma de redención no solo se vive en actos de servicio, sino también en la vida comunitaria, la oración y el estudio.

Formación Integral

El noviciado ofrece una formación integral que abarca lo espiritual, lo intelectual y lo pastoral. Los novicios participan en momentos de oración y reflexión, adquieren conocimientos teológicos y filosóficos, y se preparan para el ministerio a través de experiencias prácticas. Todo esto con el acompañamiento de formadores dedicados que guían y apoyan a cada novicio en su camino.

Vida Comunitaria

La vida en comunidad es un pilar del noviciado mercedario. Compartir la vida con otros que también han sentido el llamado fortalece los lazos de fraternidad y crea un ambiente de apoyo mutuo. Juntos, los novicios aprenden a vivir el evangelio en su cotidianidad, a través de gestos de amor, solidaridad y compromiso.